La sirena Perro
Tiene el olfato más fino que existe, capaz de oler un caballito de mar a veinte islas de distancia y cuando nada es la más rápida de todas. Su tesoro más preciado es un hueso de ballena que lleva royendo desde hace varios años. Le gusta perseguir a las langostas, jugar con las tortugas y no le dan miedo los tiburones. Cada vez que un barco navega sobre su territorio, ladra burbujas que emergen a la superficie como notas musicales, y si hay perros sueltos en cubierta se ven arrastrados a saltar por la borda. Durante varios minutos juguetean en el agua pero al final del pataleo, los perros caídos se ahogan irremediablemente y la Sirena-perro vuelve desconcertada a casa. Mientras mira su fabulosa cola de pez, se pregunta por qué trágica ironía evolutiva el resto de perros del mundo tienen esas inútiles patas traseras que los condena a la extinción, y se alegra de ser diferente.
Microrrelato presentado al certamen ENTC