Llueve, llueve sin parar, y el cielo está tan gris que amenaza con caerse sobre nuestras cabezas en cualquier momento. Hoy no hablaré de ilustración. Apenas llevo tres entradas, y ya me salto mis propias normas. No hay nada mejor que eso.
Me he levantado algo más tarde de lo que quería. Me encanta seguir en la cama mientras oigo la lluvia chocar contra las reconfortantes tejas que me aíslan del frío.
Los días de lluvia me gustan, son el escenario ideal para una de mis grandes pasiones. La escritura. Cuando aún estoy a la espera de que la editorial se pronuncie sobre mi primera novela, en días como estos, aprovecho para sumergirme en el otro mundo que estoy creando. Ese inframundo poblado por seres insólitos. No se donde me llevarán, pero siento una ansiedad enorme por saberlo.
Ahora me voy, me voy con Beltrán, Celia y el resto... quiero saber como sigue la historia.
Si la lluvia golpea mi puerta, la abriré, y grito a los cuatro vientos que no dejé de golpear jamás.
ResponderEliminarHay cosas que solo entierra la lluvia ... mientras todos y cada uno de nosotros ordenamos nuestra propia habitación de hotel.
Y bajo su húmeda nana, esperaremos tus historias ...
no había leído este comentario. Mònica gracias. Hoy me hacía falta algo así.
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