20 feb 2013

70 | Y su número es el 666




Entré en el despacho de padre el día que dimos por finalizada su búsqueda. Enseguida percibí la ausencia del abuelo. Su retrato había presidido aquella habitación desde que inauguró la factoría, pero padre quiso sustituirlo por uno propio al tomar las riendas del negocio. Sobre el escritorio hallé la factura de Monsieur Lombard, el estrafalario pintor que mi hermano Steven importó de Europa.

Media tarde. La casucha amenazaba desplomarse sobre el pequeño cementerio adyacente. Conté cinco inquilinos mientras aguardaba para entrar en la penumbra de un taller iluminado por media docena de velas colgadas del techo. Otras tantas alumbraban el nuevo retrato de padre. Lombard me escrutaba desde detrás del caballete. Me invitó a sentarme en un tajuelo. Acepté. Empezó a pintar. Bailaba alrededor del lienzo esgrimiendo el pincel. A media noche, Lombard dio el combate por finalizado. Me invitó a salir.

Un vez fuera recordé para qué había venido. Llamé. Silencio. Entré en el cementerio buscando otra puerta. Había contado mal. No había cinco lápidas, sino seis. La luz del farol alcanzaba a iluminar dos. Me acerqué a leer la inscripción de la primera. ¡Imposible, Era de padre! La otra… la otra era mía.

Con este microrrelato de corte romántico, participo en la convocatoria del mes de febrero de ENTC. El tema, muy sugerente: EL RETRATO. Tomando cómo inspiración el Retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. 
Espero que os guste. Podéis visitar el relato en ENTC.   

4 comentarios:

  1. ¡Fantástico, Fernando!

    Un gran micro que espero que no pase desapercibido en el concurso.

    Mis aplausos.

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    1. Muchas gracias Pedro. Me alegro de que te haya gustado.

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  2. En tres pinceladas un fantástico retrato costumbrista.
    Me quedó esa sensación de repetir una y otra vez los mismos gestos, generación tras generación. Muy bueno, me gustó mucho Fernando.

    Un abrazo

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    1. Te contesté en ENTC. Gracias por partida doble por leer y además comentar.
      Un abrazo.

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