Seguimos con las locuras presentadas al ReC. Prometo intentar escribir algo "normal" en el siguiente intento.
De la rutina insípida de la
oficina de la central sólo quedaba el cactus. Un cactus enano escondido tras el
monitor del ordenador para absorber la radiación. Reducido a ectoplasma tras la
explosión del reactor, Humbert visitaba cada día la espinosa planta para
comprobar su deterioro. Al final llegó a una conclusión: aquel cactus no
absorbía radiación alguna, la repelía, y repeler por repeler, mejor le hubieran
regalado uno de esos chismes con zumbido repelente para adolescentes. Lolita,
la becaria de contabilidad, no dejaba de acosarle ni muerta, en cambio Vladimir,
el hombretón de mantenimiento que se pasaba el día leyendo, se había
desintegrado por completo.
¡Vaya con el cactus errante!
ResponderEliminarQué miedo, por lo del reactor,claro...A mi los cactus me parece que, dónde mejor funcionan es en la naturaleza.
Besicos
Hilarante, Fernando.
ResponderEliminarCon esta "locura" me has arrancado unas cuantas carcajadas de vuena mañana.
Un abrazo.
Normal?
ResponderEliminary qué es normal?
Las letras siempre lo son, como las interpretemos o como juguemos con ellas forma parte de su poder.
Casi tanto como el del cactus que no absorbía radiación y la repelía a todos los que tenia alrededor. Creo que se dio un chute del reactor y luego sirvió de foco
La venganza de los pequeños espinosos...
Besos mediterráneos.
Seguramente eres de los que usa un cactus junto a tu pantalla - ¿a que sí? - y lo miraste y dijiste : pues me construyo una rutina basada en una central nuclear y una becaria que esté buena, jaja ... Nooo, en serio, que este ReC, que llamas "anormal" es una historia en sí misma, y que los cactus no absorven ná. Nosotros los quitamos todos porque creemos que producen otras cosas, por ejemplo: gente estresada. Es mejor cambiarlos por orquídeas o "cositas simples de la naturaleza" que inspiren ¡creación!. ;)
ResponderEliminarBesos desde mis palabras Fernando,
y a seguir participando.
¿Yo una falta de ortografía? " Absorben" con uve...????
ResponderEliminar¡Pues habrá sido otra!
Besos.
No hagas cosas normales. Para eso están los escritores de bestsellers, Fernando.
ResponderEliminarGracias, por tu apoyo. Quería decírtelo también aqui, company.
Un abrazo, o dos.
PD. A mí me gustan mucho los cáctus, tengo unos cuantos.
Espero seguir disfrutando de "tus locuras", no te normalices.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ondas errantes....he vuelto a leer este título, y he dicho ¡ondas errantes! ¡qué acierto para un día como el de hoy!.
ResponderEliminarun hecho insólito se producirá hoy, Fernando.
No sé, ....estoy que ....bueno, no te cuento nada que luego todo se sabe.... Besos para tus "ondas errantes".
Nos tienes en ascuas!
EliminarSe me había pasado este relato tuyo. Con tu permiso, me lo guardo. Me encanta lo que habéis hecho con "mi" insípida oficina. Me he reído imaginando al ectoplasma escapando de la becaria.
ResponderEliminarUn abrazo
Todo tuyo Nieves.
EliminarSe la ilusión que hace ver toda esa cantidad de relatos generados a partir de tu última frase.
Un abrazo.
Me uno a ti entre los "fracasados del REC". No te he encontrado en lo del fuego de esta noche te cuento y te felicito por tu éxito del mes pasado. Escarcha, qué palabra tan musical. Como le he comentado a Marta López, os echo de menos.
ResponderEliminarMe alegro mucho de tenerte por aquí Montaña. Quizás sea un lugar donde podamos encontrarnos a menudo.
EliminarUn abrazo.
Hola Fernando!! Me uno a Montaña y te felicito por tu éxito en el relato del mes de Octubre de esta noche te cuento. Me gusta la historia del cactus, o mejor dicho, la historia de las ondas errantes. Un fuerte abrazo.
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